" Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar."
perderla y que nunca la vuelva a encontrar."
Ella escondía sus mejores secretos en su alma, donde nadie pudiese experimentarlos. Solo ella sabía la eternidad de su dolor, a pesar de todo, se sentía alegre. Se sentía tan alegre que lloraba. Se miraba al espejo y su mirada reposaba en sus labios, y en su pecho. Su corazón latía con tanta fuerza, que era imposible pararlo. Se desvanecía poco a poco. Ni siquiera el tiempo era capaz de acabar con su terrible pesadilla. Eterno dolor. Amargura. No podía huir de su esclavitud, condenada a sufrir hasta su muerte. Su corazón junto con ella, desaparecieron. No se halló ni siquiera la brisa de su olor. Desapareció en la eternidad de su dolor.
2 comentarios:
Vi que te habías pasado el otro día por mi blog y no he podido aguantar las ganas de ver el tuyo ;)Me encanta la música tan relajante que tienes,además, le va genial a tus textos.
Besicos!
Perderse en la inmensidad del dolor no es algo agradable. Más aún sabiendo que la vuelta es mil veces más dolorosa.
¡Un beso!
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