Había llegado mi momento, habías llegado tú.
Llegaste con las ganas esperanzadoras de quererme, de abrazarme, y de cruzar el mar junto a mi. Nunca había deseado más que llegases. Tu sonrisa hace que cada día sea menos duro, y mucho más felices de los que podría imaginar. Me miras a los ojos y me dices que me quieres, y justo cuando te despides de mi al dejarme en el portal, te robo un beso e impido que te vayas. Te doy otro beso en la sonrisa y te miro fijamente a los ojos. - Te quiero. - te digo sin que la mirada se aparte un minuto de esos ojos marrones color café que se han quedado clavados desde el momento que te conocí. - Has llegado en el momento oportuno y no quisiera que fueras nunca. - dije seguidamente sin quitarle mis brazos de su cuello. Tenía tantas ansias de besarle bajo el cielo infinito. Era tarde, tuvo que despedirse como cada noche. Le quiero. Volverá mañana, a la misma hora, nos encontraremos, y entonces... yo siempre le querré.
Hace millares de años que las personas se buscan
y de encuentran.
1 comentario:
Me encanta :)
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